Con el mismo lema de su progenitor el tiburón
El modelo DS5 de la recientemente independizada DS es el buque insignia de esta joven marca, que quiere diferenciarse de Citroën y se coloca en una liga distinta, en la de vehículos Premium. Este modelo es el más grande de la gama y ha sido concebido con el objetivo de que se le reconozca y valore como al DS Tiburón. Sin embargo, no es un modelo nuevo, si no un restyling del anterior Citroën DS 5 en el que una persona corriente no apasionada de los coches no se daría ni cuenta de que es otro modelo a no ser que esté viendo los dos a la vez.
La unidad que nos ha cedido el concesionario oficial Tolcar Citroën de Toledo y sobre la que hemos realizado esta prueba, corresponde a la edición limitada a 955 unidades y denominada 1955, que rinde homenaje al DS original por su sesenta cumpleaños. Iba asociado al propulsor BlueHDi 180 S&S con el cambio automático EAT6. El nuevo DS 5, igual que hizo hace seis décadas su primogénito el tiburón, combina un más que estudiado diseño, alta tecnología en todos y cada uno de los aspectos del vehículo, comodidad, gran equipamiento y propulsores potentes y eficientes.
Dimensiones: Sus medidas de largo, ancho y alto son 4.530, 1.871 y 1.505 mm respectivamente. La batalla es de 2.727 mm y su peso supera los 1.600 kg.
En el frontal encontramos un cambio muy notorio respecto al Citroën DS5, el modelo que le precede. Una calandra con forma hexagonal presidida por las letras DS y bordeada con un acabado cromado; a los laterales de ésta encontramos las ópticas delanteras con diseño rasgado e imitación de escamas, y tecnologías LED y Xénon. Unos centímetros más debajo y de forma independiente a los faros principales se encuentran los exclusivos intermitentes, que nos han llamado mucho la atención por su funcionamiento progresivo. En las esquinas de la parte inferior se albergan las luces de antiniebla y unas pequeñas tomas de aire y entremedias una nueva toma de aire alargada. Por último, en la punta más avanzada del capó encontramos el logo de la marca y, en nuestra unidad por tratarse de la edición 1955, con acabado en color dorado.
Lateralmente podemos apreciar una silueta muy aerodinámica, con una suave curva desde el frontal hasta la parte baja de la zaga aunque, eso sí, el DS5 es un vehículo que se ve muy alto. Una superficie cromada comunica uno de los extremos de los faros delanteros con las ventanillas delanteras, lo que le da un toque muy estilístico. Los pilares A y B son muy estrechos, por lo que obtiene una gran superficie acristalada que conlleva a una gran luminosidad interior. Además el pilar A está divido en dos partes, quedando en el medio un cristal de custodia que permite una mejor visibilidad en giros como por ejemplo rotondas. En la parte baja de las puertas encontramos una nueva superficie cromada.
Por su parte, la zaga muestra un gran empaque, con un paragolpes de gran tamaño y una doble salida de escape también de grandes dimensiones y formas alargadas. Los pilotos de luces traseros, igual que las salidas de escape son muy alargadas y comienzan en las aletas para morir finalmente en el portón del maletero. La luneta trasera es pequeña y la boca de carga del maletero se presenta alta y con una forma no demasiado funcional; el diseño a veces perjudica a la practicidad.
Como en la parte exterior, el habitáculo ha sido diseñado cuidadosamente y es que ésta es una de las zonas más importantes del vehículo ya que es donde el conductor pasará más tiempo, por lo que debe resultar cómodo y atractivo sin que envejezca y aburra rápidamente. DS ha colocado todos los mandos orientados hacia el conductor y con manejo intuitivo.
Hoy en día no falta el sistema de infoentretenimiento en prácticamente ningún vehículo y en un coche como éste no podía ser menos. Cuenta con una pantalla táctil a través de la que se manejan la mayoría de sistemas del vehículo, eliminando de esta manera mucha botonería. Además permite asociar un dispositivo móvil e interactuar con sus aplicaciones de una forma sencilla. Afortunadamente, esta pantalla gestiona muchos sistemas del coche pero, en este caso y afortunadamente, el climatizador se regula a través de ruletas. Como debe de ser.
La calidad en los componentes del interior es muy buena tanto a la vista como al tacto, aunque el salpicadero parece visualmente de materiales duros sorprende al tocarlo. Nuestra unidad contaba con asientos en cuero Club Criollo con unas banquetas delanteras eléctricas. También incluía un techo solar dividido en tres zonas, pero ninguna de ellas tenía apertura. Simplemente se corría la cortina deseada de forma eléctrica con los distintos botones del techo.
He de decir que el DS5 tiene varios huecos portaobjetos, pero en las plazas delanteras no hay ninguno claro, al menos en esta unidad automática, para depositar el teléfono móvil, debiendo dejarlo en alguno de los dos compartimentos bajo el reposabrazos central si no queremos que vaya moviéndose debido a las inercias en alguno de los otros lugares. En el techo también encontramos dos portagafas de generosas dimensiones. La guantera es bastante mejorable, ya que no tiene una forma muy aprovechable ni un gran tamaño.
En las plazas traseras los materiales continúan siendo de gran calidad y el espacio para las butacas laterales es más que bueno, tanto por hombros, como por altura y por longitud. La central obviamente es incómoda y más aún con el respaldo que se puede convertir en reposabrazos con dos útiles portavasos. Encontramos dos trampillas de ventilación en el centro, junto a una toma de 12v y los mandos de las ventanillas traseras; algo que no me ha terminado de convencer, más que nada por comodidad al accionarlo.
Por último, el maletero tiene un volumen de 468 litros y unas formas muy aprovechables. La capacidad de carga es ampliable hasta los 1.288 litros abatiendo la fila de asientos trasera.
Sensaciones a los mandos
Como te decía al principio de esta publicación. Nuestra unidad de pruebas es un DS5 en su variante BlueHDi 180 S&S con el cambio automático EAT6.
En el momento de sentarnos en el puesto de conducción del DS5 Edición 1955 notamos un gran confort gracias a sus magníficos asientos. Encontrar la postura de conducción adecuada es muy sencillo y enseguida nos sentimos cómodos.
Al ver el coche por fuera tenía la sensación de que el pilar A iba a ser muy molesto en curvas cerradas por aquello de estar dividido. Pero la verdad es que me equivocaba, no molesta en absoluto.
La visión por el espejo retrovisor interior deja mucho que desear, ya que la luneta posterior es muy pequeña.
También tengo queja del volante. La respuesta de la dirección es muy buena, pero el volante (para mi gusto) era demasiado grande y el gran aplastamiento de la parte inferior daba malas sensaciones al circular a bajas velocidades. Además, en esta versión con cambio automático debería llevar levas. Por mi parte, un volante ligeramente más pequeño, totalmente redondo y unas pequeñas levas tras el mismo hubiera sido una mejor opción. Por otro lado, la disposición de los botones del mismo era correcta y de manejo sencillo e intuitivo.
Nuestro coche de pruebas tenía acceso y arranque sin llaves, por lo que lo único que teníamos que hacer era darle al botón de arranque situado en el salpicadero a la vez que pisamos el pedal de freno.
Una vez arrancado, volvemos a pisar el freno, desplazamos la palanca del cambio hasta la posición D, quitamos el freno de mano y salimos.
El motor es un 2 litros diésel de 180 cv y 400 Nm. De potencia para la mayoría va más que sobrado. La entrega es muy buena desde unas 1.600 rpm hasta el momento en que la gestión electrónica decide saltar a una marcha superior. Su entrega de energía es muy suave y progresiva, no tiene un fuerte punch de deportivo porque está muy enfocado al confort de marcha. Las recuperaciones son muy buenas en todas las marchas menos en sexta, ya que a 120 km/h circula por debajo de las 2.000 rpm y eso le penaliza.
Según los datos oficiales de la marca, nuestra unidad sería capaz de circular a 220 km/h y acelerar desde parado hasta 100 km/h en 9,2 segundos. También dicen que su consumo mixto es de 4,4 litros a los 100 y nosotros, aunque con muchas paradas y arranques y mucho callejeo, obtuvimos 8,5 litros. Calculo que en una conducción normal se pueda bajar hasta los 6,5 ó 7 litros, pero no mucho más.
Al conocer que la unidad de pruebas era automática inmediatamente me acordé del Citroën C4 Cactus y su patoso cambio ETG6. Por suerte, el de este DS5 era una ETA6, que es de tipo variador continuo con seis relaciones preseleccionadas. Su funcionamiento no es el mejor del mercado, pero en comparación con aquel debo decir que no tiene nada que ver. Es muy suave a la hora de maniobrar en operaciones de aparcamiento, los cambios de marcha son mucho más rápidos y suaves y además cuenta con un modo Sport y otro nieve, que varían la gestión del cambio buscando unas reacciones más deportivas y más suaves respectivamente.
Como viene siendo habitual las relaciones del cambio son largas, excesivamente largas. En sexta velocidad a 120 km/h el motor gira por debajo de las 2.000 rpm. Si la relación de transmisión final fuera más corta obtendría (todavía) una mejor respuesta en el momento de hundir el pedal del acelerador; mientras que el consumo aumentaría muy ligeramente.
Por último, la única pega es que este ETA6 de tipo variador tiene la posibilidad de cambiar de forma manual, pero no dispone de levas tras el volante, algo que sinceramente echamos de menos durante nuestra prueba.
Rodando en vías rápidas es todo un devora-kilómetros. En este tipo de carreteras es donde más cómodo se encuentra el DS5. Parece que va pegado al suelo. Las suspensiones son tirando a duras, pero no pasan factura a los ocupantes por la comodidad que presentan el mullido de los asientos y las sujeciones laterales de los mismos. Gracias a esta dureza no muestra excesivos balanceos en tramos de curvas, donde se mostró bastante más firme y hábil de lo que nos esperábamos, y eso que estamos hablando de un coche de 1.600 kilos. Su enorme par motor de 400Nm permite muy buenas aceleraciones al salir de las curvas lentas y los enormes neumáticos de nuestra unidad, con medidas 235/45 R18, garantizan una excelente tracción al salir de las mismas.
Donde peor se siente el DS5 es en vías urbanas. La visibilidad del tres cuartos trasero es deficiente, lo que dificulta las maniobras de aparcamiento y el moverse por lugares estrechos. Por suerte cuenta con sensores de aparcamiento delantero y trasero, más cámara de marcha atrás, que ayudan bastante en estas situaciones.
El DS5 edición 1955 que tuvimos el placer de probar está basado sobre el nivel de equipamiento Style. Esto significa que de serie incluye techo acristalado en tres partes, asientos de cuero, llantas de aleación en 18 pulgadas, DS Connect Box, ayuda al estacionamiento delantero, cámara de visión trasera; así como retrovisores exteriores abatibles de forma eléctrica, freno de mano eléctrico o detector de falta de presión en los neumáticos entre otros.
Además del equipamiento anterior, el coche que pasó por nuestras manos recibía apertura y arranque manos libres, luces DS LED Vision + Xenón, y asientos tapizados en cuero Club Criollo con regulación eléctrica.
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