Hace 35 años Citroën lanzó al mercado una berlina media de diseño original, con suspensión hidroneumática y vendió en más de 2,3 millones de unidades, el Citroën BX. Este mes se cumplen los 35 años de ese modelo.
Si bien hoy quedan pocos por nuestras carreteras, el Citroën BX marcó las mentes de toda una generación. Y es que en 1982, año de su lanzamiento, el resto de la producción exhibe diseños anodinos y consensuados. Citroën posee un pasado prestigioso, lleno de innovaciones (tracción delantera, suspensión hidroneumática), de productos my acertados, como el 2CV y el mítico DS, y repleta de modelos con un diseño muchas veces rompedor. El 16 de septiembre de 1982, una caja de madera suspendida del primer piso de la Torre Eiffel iniciaba un lento descenso hacia la base del monumento. Por fuera, sólo un mensaje: “Aquí está el nuevo Citroën”. Una semana después, se desvelaba el misterio: el Citroën BX se presentaba a la prensa en medio de un espectáculo de luces y pirotecnia.
En 1982, el Renault 18 y el Peugeot 504 todavía están en el mercado, así como modelos de diseño poco inspirado (lo que no significa que no tuviese cualidades o fuesen pertinentes en el mercado) como el Talbot Horizon y el Seat Fura. En conparación, el Citroën BX era una nave espacial.
Mientras que el Ford Sierra, con sus líneas más redondas y depuradas, es un precursor del bio design que prevaleció en los años 90 (quizá por eso envejeció mejor que el BX), el Citroën BX es al culminación de más de una década de wedge design, el famoso diseño en forma de cuña.
Alfa Romeo Carabo, Maserati Boomerang, Lancia Stratos Zero, Lamborghini Countach o Maserati Khamsin son algunos de los modelos de serie y concept cars que asentaron el wedge design y renegaron de las formas sensuales de los años 60. Son todos modelos de gama muy alta, sí, pero sólo Citroën se atrevió a lanzar un modelo con una estética tan marcada en un segmento tan conservador.
El modelo, en términos estéticos, es una ruptura total con los formas suaves y depuradas de los Citroën GS y Citroën CX. El BX parece haber sido esculpido con un hacha. A bordo, el cambio también es total. Las formas redondas de los salpicaderos dejan paso a líneas tensas y rectangulares. A pesar de todo, el BX conserva dos señas de identidad de Citroën: el volante monobrazo y el cuadro de instrumentos de ojo de cíclope.
El Citroën BX debía ser un coche de conquista para Citroën, debía atraer nuevos clientes, pero al mismo tiempo no podía descuidar a la clientela habitual de las berlinas de la marca. Y éstas tenían en la suspensión hidroneumática su seña de identidad.
El desarrollo de esa suspensión comenzó en 1944, pero no fue hasta 1954 que llegó al mercado. Primero de forma tímida en el eje posterior del Citroën Traction Avant 15 CV y luego ya a las cuatro ruedas en el genial Citroën DS. Esta suspensión se caracterizaba por su elevado confort, excepcional estabilidad y agarre al asfalto. Sencillamente, Citroën tenía 20 años de adelanto sobre la competencia al conseguir lo que parecía imposible: que un coche fuese cómodo y al mismo tiempo que se agarrase a la carretera.
Si bien Citroën conservó la suspensión hidroneumática, muchos de los componentes del coche procedían de otros modelos de la marca. En 1982, la gama francesa del BX consta de cinco versiones de gasolina: BX de base, BX 14 E, BX 14 RE, BX 16 RS y BX 16 TRS.
Así, el BX 16 equipa un 4 cilindros 1.580 cc tipo XU de 90 CV asociado a un cambio manual de 5 marchas. El diésel, tipo XUD, de 1.900 cc y 90 CV llegó un año después.
La carrocería del Citroën BX era otra de las innovaciones de la marca. El BX fue uno de los primeros coches en usar de forma masiva los materiales compuestos. El capó, el portón trasero, el revestimiento del pilar C y los acabados del techo son de fibra de vidrio y poliéster, siendo éstos entre u 20 y un 30 % más ligeros con respecto a piezas similares en acero. Los parachoques son de polipropileno y resistentes sin deformarse a choques de hasta 5 km/h.
Con la retirada del mercado del Citroën GSA Familiar en 1986, Citroën se queda sin carrocería break o station wagon por debajo del Citroën CX break. El Citroën BX break llega en 1987. Fabricado por el carrocero Heuliez, el coche es 17 cm más largo que la berlina y ofrece hasta 1.800 litros de volumen de carga.
Hay un Citroën BX para casi todos las necesidades: berlina, break, modelo de base, gasolina, turbodiésel, una versión con tracción integral a partir de 1989 (en berlina, berlina GTi y break), etc. Es un modelo tan versátil que en España fue coche de policía durante más de una década y en Francia, era uno de los favoritos de los taxistas. Sólo le faltaba una versión deportiva, el BX GTI 16 (en referencia a su culata 16 válvulas) que llegó en 1987.
En 1985, Citroën toma la decisión de participar en el Mundial de Rallys de Grupo B con el BX 4TC. En marketing ven lógico proponer una versión deportiva en la gama en referencia al coche de rally: el BX Sport. Sobre la base del BX 19 GT, los diseñadores añaden un kit carrocería y el motor pasa de los 105 CV a los 126 CV gracias a una preparación efectuada por Danielson.
Inicialmente, debía ser una serie limitada de 2.500 unidades, pero se mantendría en ventas hasta la llegada del BX GTi 16 y se vendieron un total de 7.257 unidades. El BX GTI -a secas- llegó en 1985.
El Citroën BX, gracias a su aerodinámica, su suspensión hidroneumática y su ligereza, pesaba apenas más de 1.000 kg, tenía un fuerte potencial deportivo y podía aceptar motores más potentes. Así, en 1987 por fin llegó la versión deportiva que se merecía: el BX GTI 16 válvulas. Equipaba un motor de 1.9 litros con culata de 4 válvulas por cilindro de 160 CV. Con un peso de 1.070 kg, el BX GTI 16 válvulas era un coche rápido (0 a 100 km/h en 8,2 s y 218 km/h de velocidad máxima).
Del BX GTi 16 válvulas se fabricaron entre julio de 1987 y marzo de 1989 tan sólo 7.427 unidades. A partir de abril de 1989 hasta 1992 se fabricaron 8.013 unidades del Citroën BX 16 válvulas, pues con el restyling del BX (que dejo paso a un interior más actual y consensuado) cambió de nombre y perdió el alerón trasero de estilo rally.
El Citroën BX, con tantas versiones disponibles (una de las razones de su éxito) es uno de los iconos de los años 80 en Europa y en España. Y es que se fabricaron 222.325 unidades en la factoría Citroën de Vigo, entre 1983 y 1992. Además, el Citroën BX fue el modelo con el que la producción total de Vigo alcanzó las dos millones de unidades. A día de hoy, ya han fabricado más de 13 millones de coches desde que la fábrica abrió sus puertas en 1958.
Fuente: Motorpasión